¿Nunca os habéis preguntado porque un barco de miles de toneladas (por ejemplo, el Titanic pesaba 46.000) flota y una piedra pequeña no? Pues he aquí la respuesta.
En esto entran dos factores: La densidad y una fuerza llamada empuje.
Primero, la densidad influye porque un barco (o cualquier otro objeto) flota al estar lleno de aire (o hueco que es lo mismo) y los objetos que estan huecos tiene poca densidad. Y, como todos sabréis, todo lo que es menos denso que el agua (1g/cm3) flota en ella. Pero, cuando le entra agua por el casco, el barco se hunde porque el agua reemplaza al aire que hay dentro del barco.
Otra cosa que influye es el empuje (descubierto por Arquímedes) que, al igual que con los aviones, les empuja hacia arriba evitando que se hundan.
El empuje nos dice que algo sumergido en fluído, sufre una fuerza en sentido ascendente igual al peso de la masa fluído desplazada. Eso viene siendo a que el empuje es directamente proporcional al agua que ha desplazado el barco.
Al unir todo esto nos sale que el barco pesa lo mismo que el agua desplazada.